El relleno sanitario Doña Juana recibe cerca de 6.500 toneladas de residuos cada día.

Para finales del 2021 se contaban alrededor de 3 millones de toneladas arrojadas a este lugar ubicado en el sur de Bogotá, de acuerdo con datos de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp).
Aunque ‘La Juana’ puede sonar lejana para muchos residentes de Bogotá, es claro que este lugar y lo que sucede en él es asunto de todos. Más aún cuando la Uaesp advierte que de las miles de toneladas que llegan a él, el 80 por ciento son residuos aprovechables.
Es allí donde el oficio de las personas y las asociaciones que se dedican al reciclaje cobra vital relevancia para la ciudad y la protección del medio ambiente.
Asorepcol es una de estas asociaciones de recicladores que opera en la capital del país. Reúne a 146 recuperadores de oficio, que prestan un servicio integral de reciclaje en 10 localidades de Bogotá.
Stephanie Fandiño Mora, líder de proyectos y gestión social de esta organización, tiene muy claro el significado del papel de los recicladores.
“Somos unos héroes ambientales. Nos sentimos orgullosos de que con nuestra labor ayudamos al cuidado del medio ambiente, de nuestra ciudad y de nuestros espacios públicos. Además, es una oportunidad de trabajo e ingresos para muchos que no hemos tenido la posibilidad de estudiar y tener un trabajo fijo”, dice.
En eso coincide Julián Pulido, representante legal de Reciclosocial, otra de las asociaciones de reciclaje de la ciudad, donde el Observatorio Ambiental de Bogotá estima que hay cerca de 21.200 personas dedicadas a las labores del reciclaje, pero solo 5.800 de ellas están asociadas.
Para Pulido constituye un orgullo el servicio que le prestan a la ciudadanía: “Lo hacemos -apunta- sin importar el clima, las condiciones laborales o el trato de la comunidad. Aportamos al ambiente y también a la economía”.
El trato de la ciudadanía es uno de los factores más difíciles en este trabajo. Fandiño lo describe como “discriminación y falta de respeto de las personas hacia nosotros, porque creen que somos habitantes de calle, ladrones o consumidores”.
Y agrega: “Queremos tener la oportunidad de que nos conozcan, de demostrarles que somos personas como cualquiera otra, que se rebuscan la vida en el reciclaje y que familias enteras, de generación en generación, trabajan reciclando y han logrado conseguir sus cosas gracias a este oficio”.
El diario vivir de los recicladores depende en buena medida del apoyo de la ciudadanía, no solo para superar el estigma y malos tratos que a veces reciben, sino también porque su concurso es vital para la cadena de reciclaje. Esta comienza en las casas, donde la gente puede separar los residuos que son aprovechables de los que no lo son, de manera consciente, cuidadosa y respetuosa con los recicladores.
José Armando León Rodríguez tiene 23 años y se dedica a esta labor. Debe soportar a diario el sol, la lluvia y los riesgos de las calles para obtener el material que lleva a Asorepcol, la asociación a la que pertenece.
“Mucho reciclaje termina en la bolsa de lo orgánico, porque hay personas que no separan las botellitas, las latas de atún, los envases… Que lo hicieran sería bueno, nos ayudaría y sería más fácil y más rápido el trabajo”, explica León.
Él cuenta cómo recorre junto a su compañera, Marly Zulay Bustos Galindo, de 25 años, los sectores de Fontibón y La Floresta para sacar el reciclaje.
“Uno de los mayores riesgos que enfrentamos es, de pronto, llegar a cortarnos con vidrios rotos”, dice, al tiempo que advierte de materiales como jeringas, por lo que enfatiza en la necesidad de que las personas desde sus hogares les ayuden a seleccionar y disponer adecuadamente estos residuos.
Otro actor fundamental en estas acciones, que definitivamente impactan en la sostenibilidad del ambiente, es la empresa privada.
Tetra Pak, un gran aliado
Mónica Montes es la gerente de Sostenibilidad de Tetra Pak para Colombia y Perú. Ella señala que aunque el reciclaje no hace parte del negocio de la multinacional, sí es su responsabilidad que funcione adecuadamente como actividad económica para los distintos actores que dependen de él, como los recicladores de oficio, las organizaciones de recicladores, los gestores de residuos sólidos, y toda la industria
que incorpora los envases que produce su empresa.
“Es nuestra responsabilidad que el negocio de reciclaje para los envases de Tetra Pak funcione, es nuestra licencia para operar en un mercado como el colombiano”, explica Montes.
La apuesta de Tetra Pak incluye el desarrollo de proyectos individuales y en conjunto con otras empresas, con sus clientes e incluso con competidores directos en regiones como las de San Andrés y Providencia, el Eje Cafetero, la Costa Atlántica, los Santanderes, Antioquia, el Valle del Cauca, Nariño, Huila, Caquetá y Bogotá.
En la capital del país, esta multinacional, reconocida globalmente por proveer soluciones de envasado y procesamiento de alimentos, trabaja de la mano de organizaciones como Asorepcol y Reciclosocial, en el fortalecimiento de la cadena de reciclaje a través de acciones como la provisión de material educativo para sus fuentes; la entrega de elementos para promover la separación y recolección, como tulas, sacos, motocarros y buzones de reciclaje, y de herramientas para hacer el correcto acopio de los materiales en bodegas, como alambre, hipoclorito, compactadores y manipuladores manuales.
También les brinda acompañamiento para la comercialización del material, así como incentivos económicos y alimentos para mejorar su ingreso y, en general, apoyar su labor.
Que tengamos una nueva perspectiva en calidad, sostenibilidad, integración, optimización y en innovación, manteniendo nuestro compromiso con la seguridad alimentaria
“La realidad mundial y las necesidades futuras de nuestros clientes y del medio ambiente -puntualiza Mónica Montes-, requieren de que tengamos una nueva perspectiva en calidad, sostenibilidad, integración, optimización y en innovación, manteniendo nuestro compromiso con la seguridad alimentaria y con nuestra promesa al mundo y a nuestros clientes, de proteger lo bueno: los alimentos, las personas y el planeta”.
Con el apoyo de toda la fuerza de recicladores, esta empresa promovió la recolección de 6.600 toneladas de sus envases posconsumo en el país, entre el 2019 y el 2021, y la idea es llegar a las 10.700 toneladas a fines del 2022.
“Antes no los recogíamos tanto, porque casi no estaba valiendo”, señala León respecto a los envases de Tetra Pak. Sin embargo, gracias a la alianza de la compañía con las asociaciones de reciclaje y los incentivos que ofrece a los recuperadores, esto ha ido
cambiando.
El reciclador agradece a Tetra Pak por el apoyo que le está dando a su gremio. La empresa además apunta la necesidad de visibilizar el importante rol que tienen los recicladores.
“Son ellos quienes recuperan buena parte del material, evitando que llegue a ser enterrado en los rellenos. Una vez recuperados, estos tienen alto potencial de aprovechamiento, como nuestros envases, con las especificaciones de calidad que las empresas de transformación exigen”, concluye.